viernes, 29 de marzo de 2013

El rey de los SmartPhone en 2013


 Llevo 15 días jugando con el nuevo teléfono estrella de Sony, el Xperia Z.
El dispositivo ha recibido elogios de la prensa en lo que representa un cambio de paradigma: ya no se trata de saber cómo se compara un teléfono con el iPhone, sino cuál es el mejor teléfono Android.



Y en ese sentido, el Xperia Z tiene una fuerte competencia con el HTC One y el nuevo Samsung Galaxy S4, también lanzados en 2013. Otro es el Nexus 4 de Google, que apareció en 2012.

De hecho, justo cuando el dispositivo se perfilaba a recibir la corona de Android de 2013, los analistas comenzaron a cuestionarse si no valía la pena dársela a HTC o a Samsung.


Y depende de qué fuente se lea se descubrirá a un ganador. Algunos llaman la atención sobre el cuerpo de aluminio del HTC One y su decisión de abandonar la carrera de los megapixeles en aras de iniciar la de los ultrapixeles.
Según la empresa taiwanesa, HTC, esta nueva forma de medir la resolución de una cámara es más acertada que la de los tradicionales megapixeles, al manejar la luz en forma diferente.

En lo que a Samsung se refiere, su nuevo producto es el esperado Galaxy S4. Más allá de las críticas a su teatral evento de lanzamiento -en el que se dio más escenario al espectáculo que al dispositivo-, pocos dudan que éste es el teléfono que estará en la mira de la prensa cuando se den a conocer sus cifras de ventas.

Ocurre así porque su hermano menor, el Galaxy S3, fue el primer teléfono en robarle al iPhone la atención mediática y los bolsillos de algunos consumidores. Se dice incluso que Apple jugó a reaccionar tras la salida de este teléfono en lugar de concentrarse en lo que hacía mejor: marcar el paso.


El Galaxy S4 sin embargo -a pesar de algunas características técnicas sobresalientes- tampoco parece ser la revolución que trajo consigo el S3. Lo más llamativo en el papel apunta al reconocimiento de la mirada que pone pausa a la reproducción de video cuando el usuario aleja la mirada, y a la posiblidad de mostrar el video de la cámara trasera y delantera al mismo tiempo.
Pero tendríamos que pasar algunos días con ellos para hacer una reseña más justa.

Eso es lo que hemos hecho con el Sony Xperia Z. El teléfono de Sony cautivó miradas cuando debutó en el Consumer Electronics Show de este año en Las Vegas por ser resistente al agua. Además, porque a pesar de que la empresa japonesa lleva varios teléfonos Android en el mercado, no ha logrado deslumbrar a los consumidores con sus teléfonos inteligentes.

El diseño del aparato llama la atención. Cuenta con una pantalla de cinco pulgadas (¿será que teléfonos y tabletas llegarán a medir seis pulgadas y se convertirán en un solo producto?) y aún así es ligero y delgado. Los colores, sin necesidad de contar con iluminación de fondo, saltan a la vista. Enciendan la luz del teléfono y cobrarán aún más vida.

A diferencia de otros fabricantes, Sony apenas realiza variaciones a Android, dejando el sistema operativo un 90% cercano a la visión de Google. Desafortunadamente -y en un argumento más en contra de la fragmentación del software de Google-, el Xperia Z llega al mercado con Android 4.1 en vez del 4.2 que ya está disponible en el mercado.


El dispositivo es rápido y al usar Chrome como navegador predeterminado, las páginas web cargan en forma veloz. Abrir y cerrar aplicaciones se realiza sin problemas e incluso (como Samsung), el teléfono cuenta con pequeños widgets como una calculadora, cronómetro, cámara frontal o notas que se pueden mover encima de cualquier otra app. Lo mejor es que pueden instalarse más de estos widgets a los que Sony llama "Small apps".
La cámara del teléfono también está dentro de sus fortalezas. Las imágenes no son borrosas y la aplicación cuenta con un gran número de efectos y opciones para mantener entretenido al fotógrafo aficionado. Con 13 megapixeles de resolución, las imágenes son nítidas. Su único punto no tan bueno parece ser el zoom digital que suaviza demasiado las imágenes.

Uno de sus puntos más débiles (como ocurre con otros teléfonos inteligentes) es la batería. Quienes lo usen constantemente encontrarán que, con buen humor, puede durar unas 12 horas. Y no se puede comprar una batería extra porque en este teléfono no es posible intercambiarla por otra.

Para contrarrestar la falta de vitaminas, el teléfono cuenta con un modo llamado "Stamina" que preserva la batería. Lo hace apagando todas las funciones no esenciales (WiFi, aplicaciones, etc) cuando el dispositivo está en modo de espera y las reactiva al encender la pantalla. El usuario puede personalizar que apps pueden seguir operando.

La resistencia al agua es otro de los puntos de venta del Xperia Z. Para evitar que el líquido se cuele dentro del teléfono todos sus puertos están cubiertos con tapas que lo hacen verse elegante, pero que pueden ser un dolor de cabeza si se usan constantemente los auriculares. ¡Ah! Y el que sea resistente al agua no implica que se pueda ir a bucear con él.

Al lado del dispositivo, el botón de encendido resalta por ser de aluminio y confundirse con un botón de cámara. Por ello Sony ha recibido críticas.

Otra cosa no muy positiva es la falta de un botón de autorotación que cambie el teléfono de modo horizontal a vertical. Hay que bajar una app extra del PlayStore si se quiere evitar tener que ir al menú de configuración cada vez que se quiera realizar el cambio.

A eso hay que sumarle que Sony insiste en cargar el dispositivo con aplicaciones para comprar música, juegos y películas encima de las que ya tiene Android.

Elegir un teléfono se ha convertido en algo similar a profesar una religión. A nadie le gusta que critiquen su dispositivo o marca favorita, por lo que en gustos se rompen géneros.

Antes, las nuevas guerras de fanatismo se daban entre usuarios de iPhone y de Android; ahora se dan también sólo entre usuarios de Google.

Y al tiempo que ello ocurre, la innovación se desacelera. Los nuevos teléfonos tienen pantallas más grandes y procesadores más rápidos, así que para diferenciarse entre ellos añaden nuevas características al software: seguimiento de ojos, asistentes personales, etcétera. Lo interesante es que se puede vivir sin ninguna de estas "innovaciones".

El iPhone solía revolucionar y los demás seguir, pero las cosas han cambiado. Quizá no es una señal de nubarrones en la empresa sino de una saturación en el mercado.

Tal vez la innovación ahora llegue en relojes inteligentes y otros gadgets.

Mientras tanto, ¿quién tiene la corona en Android? El que tenga su característica de software favorita.


Tomado de BBC Mundo

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